Avila

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Meseta Castellana
BIENVENIDO

10/7/08

UNA TARDE CUALQUIERA

La abuela Julia y la tía Pilar tejían labores junto a la ventana, en una mesa redonda que albergaba un pequeño brasero y se cubría con faldillas estampadas.
Por la tarde, la tía sacaba del monedero las notas de la compra escritas en papel gris de envolver la fruta. ¡Aquel si que era papel reciclado!, pero entonces lo ignorábamos.
Había muchas más cosas que eran recicladas: como la ropa heredada —milagrosamente transformada—, las bicicletas —fabricadas con piezas de otras— y todo lo que la imaginación y la falta de recursos permitiese...
La abuela abría el “dietario” por el principio, pasaba muy despacio una a una todas las hojas y paraba en la página del día. En ese momento, ajustaba con precisión las bifocales y comenzaba a caligrafiar, al dictado de tía Pilar, la lista de gastos. Mientras que la tía, que era quien hacía a diario las compras, esparcía las monedas encima de la mesa, y ambas hacían recuento y clasificación para cuadrar el saldo (...)
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1 comentario:

AURELIO dijo...

Un relato que nos hace recordar viejos tiempos que cómo siempre sicede están por regresar