Avila

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Meseta Castellana
BIENVENIDO

4/6/12

RAMIRO (II)

Ramiro quedó sumergido en el agua, bajo la lámina superficial, por tiempo indeterminado.

Descubrió que le atraía disfrutar de las casas vacías y de las bañeras llenas de agua muy caliente, a punto de derramarse. Morir ahogado, y en soledad,  le atormentaba.


Por ese motivo, decidía darse pequeños momentos de incertidumbre, elegidos por él mismo, que agitaban su corazón y removían todas sus vísceras. Una mezcla de miedo y de euforia.
Al primer contacto con el agua, recordaba  aquel día que, de la mano de su padre, con apenas un año, resbaló y quedó en la orilla del río, boca abajo, con los ojos abiertos viendo las piedrecitas que inánimes le observaban. Quedó bloqueado, sin poder respirar.
Alguien lo sacó después de un periodo que le pareció interminable.
Lo marcó tanto que amaba y odiaba el agua por igual. Quedó para siempre en su retina ese instante eterno, la transparencia del agua  y límpida visión de las piedras, los reflejos del sol.


Dentro de la bañera, en un edificio de viviendas, al contener la respiración,  escuchaba las conversaciones de otros. Poco a poco, iba cesando la agitación interna y el fluído le permitía relajarse y quedar flotando. Podía entrar en contacto con su yo más profundo.


Consciente de ser un ser lleno de miedos, repasaba uno por uno, todos los temores que debía ocultar cada día para vivir una apariencia de normalidad, de seguridad cotidiana. 


Cuando las tensiones y la contención lo superaba, hacía el ejercicio de inmersión: un alarde de valentía, que acababa convirtiéndose en su salvación.
Enumeraba todos sus frentes por resolver: su miedo a la traición, al engaño, a la deslealtad, al abandono; su angustia a dejar cada mañana su casa, su fobia a volar, la intranquilidad de la oscuridad. Descubría cómo los aspectos novedosos que podían asomar a su vida lo desconcentraban y lo convertían en un individuo débil.
Todos esos pensamientos iban colándose por sus poros llegando a formar parte del agua. 
Al acabar de diluírse, volvía a recomponer todo su yo, empezando desde dentro y terminando por todas las partes de ese enorme cuerpo que lo constituía. 


"Somebody That I used to know".


En  ese proceso final, solía aparecer Alba. Ella formaba parte indisoluble y no resuelta de su propia alma, de su mente, de su yo: "Somebody That I used to know".
Podía sentirla dentro de sí mismo como parte de él pero era incapaz de permanecer a su lado. Era una atracción tan fuerte la que sentía por ella que despertaba sus temores. 


Alba aparecía, una y otra vez, en sus inmersiones, flotando dentro y fuera, convirtiéndose en un fantasma, en un asunto que ni si quiera podía calmar disolviéndolo en el agua. Podía oír su atractiva voz, podía sentirla. 


Alba, sabía bien, tenía otra densidad. 

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustan los pensonajes que construyes, tan reales.
Inma

Silvia dijo...

Hola, Inma. Bastek?
Hace mucho que no se de tí. Sigues escribiendo? Gracias por tu comentario. Un abrazo.

EmiliLlopi dijo...

De dónde los sacas?

Silvia dijo...

Pues los saco de la vida misma. Ya sabes, gente que conoces y que está llena de inseguridades pero que tiene que aparentar otra cosa. Algunos más que otros, pero cuando profundizas...

EmiliLlopi dijo...

Oops! No vayas diciendo estas cosas. Je je

Caro Morales dijo...

Escribes muy bien quisiera escribir historias así